La moda, antaño una industria de difícil acceso ha ido poco a poco abriendo sus puertas a una mayor diversidad de cuerpos. Aunque este movimiento de inclusión se restringe a las modelos de publicidad, no por ello es menos remarcable.
La moda siempre se mostro como un mundo inaccesible para la mayoría. Una industria para los pocos afortunados que contaran con las medidas y alturas correctas, es contraproducente sin embargo cuando uno se percata de que venden un producto que es una necesidad básica para todos: ropa.
Aunque es cierto que, dentro de la moda, existen distintos estilos y marcas de ropa, y que no todos los diseños de alta costura nos son accesibles a la persona media, si es que lo es alguno, la posibilidad de poder encontrar dicho diseño en tu talla debería seguir existiendo. Al fin y al cabo, ese es uno de los mayores principios del diseño como disciplina: el desing for all. Algo que, durante décadas, la moda no quiso aplicarse.
Desde los desafortunados comentarios de Tommy Hilfiger quien dijo “yo no hago ropas ni para gordas ni feas” hasta la falta de tallas o en muchas ocasiones la imposibilidad de saber exactamente cual es la tuya, debido a la falta de consenso en el tamaño concreto de cada talla, ha sido un largo camino a recorrer, hasta que por fin en estos últimos años hemos logrado hitos para la inclusión como es haber podido ver a Jari Jones, actriz trans negra y plus size en un cartel de la marca calvin Klein o a Amcherin Madit como la modelo con más desfiles de pasarela acumulados durante la última semana de la moda, algo que no sería tan remarcable sino fuera por su origen sudanés.
Sin duda se trata de un gran avance, especialmente para una industria, que como bien ironizan las películas de Zoolander, centradas en las aventuras del modelo masculino Derek Zoolander y su amigo Hansel, durante las décadas de los 90 y el 2000 se caracterizó por su falta de diversidad y de hecho, se torno bastante dañina para las niñas, quienes idealizaban un cuerpo extremadamente delgado, heredero del movimiento “heroin chic” como el cuerpo perfecto. Las propias películas de la saga reflejan ese cambio en la industria, ya que mientras que, durante la primera película, estrenada en 2001, apenas se muestra diversidad de cuerpos, en la secuela de 2016 se nos presentan personajes como “All”, una modelo no binaria y “Derek Zoolander Jr”, el hijo plus size del protagonista, como las nuevas caras de la moda.
Sin embargo, este progreso no debe quedarse ahí. Y desde luego, no debe tratarse de “una moda” más. Pues, la industria se caracteriza por ser especialmente inestable, pendiente de nuevas corrientes y movimientos que la moldeen. Y aunque es cierto que cada vez hay un mayor número de marcas de ropa, que buscan la inclusión, entre las que podemos destacar la marca de ropa interior de Rihanna, Savage x Fenty, que no solo cuenta con modelos para todo tipo de cuerpos, sino también embarazadas, o la firma francesa Jacquemus, precursora por apostar por modelos negros en sus castings, es innegable que las tendencias pueden cambiar.
Aun así, según un informe publicado por la plataforma TagWalk, durante la temporada de desfiles Otoño/Invierno 2020, al menos hasta 19 firmas incorporaron modelos curvy (un 18,8% más que en 2019), mientras que 32 shows lo hicieron con modelos LGTBI+ (un 14% más que el año pasado) y 43 apostaron por modelos mayores de 30 años. Cifras que, aunque no suponen el final de la lucha, sí representan un innegable punto de inflexión.
En este contexto, el desfile de Versace con motivo de la presentación de su colección Primavera/Verano 2021, ha resultado especialmente llamativo no tanto por su rupturismo como por su simbolismo.
Y es que si hubo un día en que la casa italiana fue hábitat natural de las top models de los 90, en pleno 2021 Versace ha apostado por modelos que escapaban a la tiranía del 90-60-90 como Jill Kortleve o Precious Lee o Alva Claire. Mujeres que, por otro lado, han contribuido a la normalización de las tallas de la mano de otros nombres como Ashley Graham o Paloma Elsesser y que, parece, comienzan a ver los frutos de su esfuerzo por la visibilización. O, al menos, el principio de ellos. No obstante, aunque la tendencia apunte en buena dirección, los ánimos continúan en guardia. Porque pese a que los cambios comienzan a ser más notorios que nunca -con cifras récord de mujeres negras en portadas internacionales y Kortleve como rostro del momento-, lo cierto es que la capacidad de mejora es todavía inabarcable.
Pues a pesar del optimismo imperante, estos casos siguen tratándose de excepciones, además de quizá, faltos de verdadera inclusión. Pues, aunque el cambio es innegable, solo se da de puertas para afuera. Dentro, la moda sigue siendo una industria dominada y regida por hombres blancos.
Crítica que lanzaba la revista Afro féminas, de manera muy clara: “Diversidad es que te inviten a la fiesta, inclusión es que te saquen a bailar, igualdad es que también seas organizadora”. O, en otras palabras: que el progreso se dé de cara a la galería -o en este caso la pasarela- es un primer paso, pero queda todavía la metamorfosis de raíz.
Por ello, es importante recordar que si bien el avance ha sido innegable, este tan solo ha sido el primer paso.
Os dejamos un pequeño video de savage x fenty:
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